Sinceramiento crediticio: prociclicidad de la cartera

Por Nelsón Vera @nvera_econ

En esta coyuntura de Virus, difícilmente pasa una semana sin que se discutan propuestas económicas contraproducentes en múltiples frentes. Economistas debemos redoblar esfuerzos para evitar que el debate se siga “deslizando” hacia una especie de “Pseudo Discusión económica” en los temas clave fiscales-tributarios, laborales-pensionales y financieros-bancarios. En esta nota busco abordar esta última arista bancaria-crediticia y los desenfocados (y persistentes) llamados de múltiples sectores a abortar los análisis de comités de riesgo, desconociendo los riesgos de agravar la ya precaria situación de pandemia con expedientes de crisis financieras.

Veamos esto con algún detalle.

  • Deterioro en los indicadores bancarios

El Reporte de Estabilidad Financiera (REF) del Banco de la República (BR) trae un parte de relativa resiliencia patrimonial y liquidez (agregada) del sector bancario ante pruebas de stress considerando escenarios ácidos de recesión durante 2020-2021. En el primer caso, la relación de solvencia se reduciría del actual 15% (9.3% en la solvencia básica) al 12-13% (8%), ambos valores por encima de sus mínimos requeridos (9% solvencia total; 4.5% básica).  En el segundo caso, aún se observarían sobre-cumplimientos del Índice de Riego de Liquidez - IRL al cierre de 2021. Análisis actualizados de la Superfinanciera estiman que dicha solvencia agregada puede incluso mantenerse en niveles cercanos al 14% al cierre de 2020 por cuenta del uso de expedientes de reservas patrimoniales (legales y ocasionales) y capitalización de utilidades (ejercicio en curso y no distribuidas de períodos anteriores).

Se tendrá, evidentemente, un deterioro en los flujos del sector-bancario, con incrementos en la cartera morosa (desde los actuales niveles del 5% hacia el 10-15%, doblando el pico observado en la crisis de Lehman) y mayores gastos-provisiones. Todo ello probablemente implicará utilidades nulas (o incluso pérdidas) durante 2020.

Recientemente se conoció también la usual encuesta de Oferta-Demanda de Crédito del BR con corte al segundo semestre de 2020. Allí se evidenciaron marcadas reducciones en la demanda de crédito de los hogares, descendiendo hacia pisos históricos los balances de respuestas de las carteras de consumo y vivienda. En lo concerniente a las firmas, el descenso fue algo más moderado, aunque abortó el leve incremento evidenciado en las primeras semanas de la crisis.  Continúa deprimida la demanda por microcrédito.  

Por el lado de la oferta, también se observaron incrementos hacia picos históricos en los estándares de originación crediticia en las carteras de consumo, comercial y microcrédito. Todo esto es elemento fundamental de la mayor percepción de riesgo en la actual coyuntura de pandemia.

  • El rol del crédito en la crisis

Infortunadamente, en esta crisis han venido calando en la opinión pública dos conceptos crediticios erróneos: i) que el crédito es la solución a todos los problemas actuales del sector empresarial; y, que por ello ii) la reacción óptima del sistema es una aceleración de la cartera vía reducción en los estándares de riesgo.

Debemos retrotraernos al elemental comportamiento procíclico del crédito. Gran parte del andamiaje regulatorio-prudencial de Basilea III busca precisamente mitigar los potenciales excesos de amplificación del ciclo provenientes del sistema financiero. En Colombia, la regulación prudencial ha venido ciñéndose a dichos estándares e incluso venía con aplicaciones de provisiones contracíclicas pre-Lehman. Pero difícilmente se lograrán expansiones crediticias positivas (en términos reales) ante colapsos del 6-7% en la economía durante 2020.

Una cosa es buscar proveer el máximo de asistencia-liquidez bancaria (prudente) a sector empresarial en esta coyuntura de Virus… otra cosa es desconocer realidad de que, ante inexorable incremento del riesgo, los bancos deben hacer un cuidadoso análisis de capacidad de pago de clientes, so pena de “comprarnos” peligrosos agravantes de crisis financieras a futuro.

Tampoco es correcta la impresión del público de que los bancos son los únicos perjudicados ante incrementos en impagos. Evidentemente, el capital es la primera capa de defensa… Pero eso hoy ronda el 15% de los activos ponderados por riesgo (APRs, según lo comentado). Los economistas no hemos logrado que cale en el público el hecho básico de que la intermediación financiera se hace con los depósitos-ahorros…  No con las utilidades… Ni con la liquidez del BR… o cualquier otra serie de “inexactitudes” que abundan en la discusión. Esa es la delgada línea que debe cursar el sector financiero entre la provisión de liquidez a sus clientes y las preocupaciones por estabilidad financiera.

Enhorabuena, el gobierno ha establecido el esquema de garantías crediticias-públicas para aliviar dicho riesgo no gestionable por parte del sistema financiero. Una vez habilitadas las garantías del Fondo Nacional de Garantías -FNG al 80%-90%, el crédito en esas líneas ha venido fluyendo, aunque aún se encuentran sin uso cerca del 70% de cupo agregada en las diferentes líneas FNG. Tasas de aprobación han rondado niveles elevados cercanos al 80% y la principal causa para su no otorgamiento obedece a problemas en capacidad de pago-cupo de endeudamiento.

Las cifras de expansión crediticia a mayo muestran aceleraciones en la cartera-total hacia el 7.3% real anual (vs. 3.7% un año atrás), ver gráfico adjunto. Allí se evidencian efectos encontrados de aceleraciones en la cartera comercial (8.3% vs. 0.9%), contrarrestando la desaceleración en consumo (aunque desde elevados niveles; 7.1% anual en mayo de 2020 vs. 7.8% un año atrás), ver gráfico adjunto. La cartera hipotecaria luce estable con expansiones del orden del 5% real anual, siendo la única cartera con contracciones el microcrédito (-0.4% vs. -0.2%). Todo esto sin detrimento de evidentes contracciones en el margen (desembolsos) cercanos al 50% frente a sus niveles pre-crisis.  Las últimas semanas también han mostrado desaceleraciones en las cifras anualizadas del stock de cartera, consistente con esos menores equilibrios oferta-demanda de crédito.

Evolución de la cartera bruta + leasing y titularizaciones (variación % real anual; mayo de 2020

Fuente: Cálculos propios con base en Superintendencia Financiera y Titularizadora Colombiana.

Fuente: Cálculos propios con base en Superintendencia Financiera y Titularizadora Colombiana.

En el frente crucial de la demanda de crédito, debemos sincerarnos… En muchos casos la solución NO es el crédito. Algunos sectores tendrán afectaciones cuasi-permanentes. Los mismos empresarios de las Pymes lo saben… no van a endeudarse con la incertidumbre sobre la propia viabilidad de su negocio. Muchos negocios de márgenes reducidos no son rentables con operación inferior al 70-80%. Ello sin contar con el agravante de muchas firmas con sobre-apalancamientos previos.

Los mismos economistas debemos ser más claros: es siempre un error pensar que problemas de viabilidad-solvencia se pueden corregir con mayor liquidez… Ni sistema financiero, ni bancos centrales pueden evitar cascada de quiebras-empresariales (ver Summers, 2020). En ese caso, el papel le corresponde más a esfuerzos fiscales responsables… Y aún allí… se trata de “control de daños”.

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